sábado, 19 de junio de 2010

ECONOMÍA MUNDIAL Y ARGENTINA (1916-1955)

Cambios en la economía mundial y sus efectos en las modificaciones de la Economía Argentina

Las transformaciones en la economía mundial y en las relaciones de poder internacional se expresaron a través de profundas modificaciones en la economía, estructura social, política y manifestaciones ideológicas. Para articular el análisis de las repercusiones y su vínculo con la política económica es conveniente puntualizar principales características y reseñar su proceso histórico.

La fase primario-exportadora

Argentina desde mediados del siglo pasado se inserta a la división internacional del trabajo con un sector exportador cuyo dinamismo significó expansión de la frontera agrícola (conquista del desierto), movimiento inmigratorio (para mano de obra), extensión de líneas ferroviarias y vías de comunicación, diversificación de su estructura productiva y un proceso activo de urbanización de las zonas portuarias. La política económica es de claro corte liberal hasta 1916. Como el eje de la acumulación era la expansión de la frontera agrícola ello definía la orientación tanto de la política económica como de la política en general.

La expansión de la capacidad productiva de agricultura y ganadería con una actividad económica precaria y escasa densidad de población, implicó una transferencia masiva de recursos humanos y de capital que se orientaron hacia la construcción de un sistema de transporte interno y de facilidades portuarias; instalación de sistemas de comunicaciones, creación de facilidades de comercialización (frigoríficos, almacenes, etc.) y el montaje de una estructura financiera (bancos, compañías de seguros, bolsas de comercio, etc.). Todo esto lleva a la creación de un sistema que integra a la economía exportadora argentina con Europa; facilita y estimula la movilidad de recursos y las exportaciones.

En cuanto a la masiva transferencia de recursos humanos, no se trataba simplemente de alentar una inmigración de escala considerable de mano de obra no calificada, sino también de incorporar una gama de calificaciones y funciones variadas, desde profesionales a la mencionada mano de obra. Se trata de un proceso de transformación tecnológica y de un aumento de la productividad y de la producción acorde con una progresiva integración en la economía mundial.

Las aportaciones de recursos externos y la transformación tecnológica se manifiestan durante un período muy prolongado. Argentina, como otros países que se desarrollaron según un modelo similar dispusieron de elevada capacidad de acumulación durante un período relativamente largo.

Si se considera el prolongado lapso de expansión, la productividad por hombre y su importancia en la estructura productiva, se explica que estas economías tuvieran un alto nivel de ingreso por habitante y cuya causa principal se encuentra en una dotación muy favorable de recursos naturales. Dada la escasa densidad de población y la abundancia de tierra se obtenía una relación tierra-hombre muy superior a la de las economías de la época, la considerable inversión en infraestructura y la propia naturaleza de las economías ganaderas significan una gran disponibilidad de capital por hombre.

La economía argentina de la época se caracterizó por un nivel de remuneraciones a la fuerza de trabajo superior al que prevalecerá en las demás economías periféricas del mismo período. Y a diferencia de las otras, Argentina se singularizó por una aguda escasez de mano de obra, lo cual condujo a incorporar mano de obra extranjera. Se trata de atraer mano de obra tanto para las actividades productivas como para las urbanas, para ello era preciso que existieran entre los inmigrantes expectativas optimistas, se debía ofrecer un ingreso competitivo respecto del nivel que los inmigrantes europeos podían obtener en otras economías de inmigración. Las remuneraciones estaban de algún modo bajo la influencia del mercado internacional de trabajo.

El aumento en la tasa de salarios y en los ingresos difícilmente logró mejorar su distribución; dado un aumento sustancial y continuo de la productividad del sector agroexportador y una tasa de salarios relativamente fija todo el excedente pasó a manos de los propietarios de la tierra los cuales se habían apropiado con anterioridad de prácticamente toda la pampa húmeda, en Argentina el inmigrante que aspiraba a la propiedad de la tierra no tenía otra alternativa que trabajar como asalariado o arrendatario en haciendas ya establecidas.

La actividad exportadora permitió monetizar la economía, creo una moderna agricultura del tipo capitalista y la ampliación de la actividad exportadora promueve la formación de un mercado interno importante. Constituye además un mercado de insumos, una transformación radical de todo el sistema económico. Forma un mercado interno relativamente amplio y en expansión, con importantes grupos de altos ingresos y con una gran concentración urbana, todo lo cual facilita que se expanda la producción interna.

Considerable fue el efecto de la expansión del sector exportador sobre el empleo. En el caso de Argentina la demanda directa de mano de obra es consecuencia del aumento de la producción de granos y tuvo un apreciable efecto indirecto sobre el empleo en los sectores de servicios.

Este tipo de economía demanda mano de obra de diversas calificaciones que fue satisfecha en general por inmigrantes, lo cual estimuló una inmigración europea masiva que representó una fuerte proporción respecto de la población preexistente y un impacto fundamental sobre la naturaleza y estructura demográfica.

La agricultura y ganadería extensiva significaron la ocupación y valorización de amplias regiones lo que implicó un notable traslado de población, instalaciones y servicios. La función de la infraestructura que se instala es drenar el área geográfica donde se realiza la actividad exportadora para volcar su producción en los puertos. Se crea así un sistema de transporte y comunicaciones que si bien constituye un sistema integrador ya que liga todos los centros poblacionales y productivos con el puerto de exportación no integra estos centros entre ellos lo cual adquirirá importancia cuando se trate de integrar el mercado interno.

El estado es utilizado como instrumento por los grupos dirigentes para constituir la gran propiedad rural. Se forma así la gran hacienda donde prevalece empleo de mano de obra con carácter de asalariado y la agricultura donde existen sistemas de aparcería y arrendamiento. El arrendamiento consiste en la entrega a un inmigrante de una parte de la hacienda para que cultive granos, el contrato tiene un plazo que no se renueva y en cuyo transcurso el arrendatario incorpora al cultivo tierras vírgenes así se lo utiliza para añadir nuevas tierras, de esta manera el arrendatario realiza buena parte de la inversión rural.

La propiedad de la hacienda que produce para la exportación es nacional. La propiedad extranjera en cambio aparece en los servicios públicos y en el sistema financiero y de comercialización por lo que la política de ventas y financiamiento de la producción está en manos extrajeras aunque existe un poderoso grupo de interés nacional que recibe parte importante del excedente de la actividad exportadora.

Todo este conjunto de transformaciones mal podría concebirse si antes de la expansión del comercio mundial no hubiera existido amplios recursos de tierra y cuya incorporación a la actividad productiva era fácil. Los grupos sociales dominantes además cuando sobrevenía el auge exportador se orientaban a la exportación y habían logrado estructurar un Estado nacional con una organización jurídica liberal que permitía absorber una gran masa de recursos humanos y de capital. Así la situación preexistente permitió al nuevo sistema incorporarse con éxito a la economía internacional que se estaba formando y determinó que la actividad exportadora tuviera un papel transformador de la estructura general.

Otro agente de mayor importancia es el Estado que contribuye a propagar el efecto de la actividad exportadora en la medida que capta parte del excedente generado por dicha actividad y lo redistribuye en otros sectores.

El período de crecimiento hacia fuera significa la consolidación definitiva del grupo oligárquico terrateniente ligado a la actividad exportadora y la formación de importantes grupos medios tanto urbanos como rurales. Son básicamente grupos medios dependientes de los excedentes de la actividad agroexportadora.

En este proceso y durante este período no se forma en el campo ni en la ciudad una gran masa obrera con organización, sentido de clase, etc. Solo en las actividades portuarias se desarrollan grupos de alguna importancia con organización sindical algo avanzada.

El Estado representa los intereses de los grupos dominantes pero a medida que los grupos urbanos y rurales crecen se van estructurando y expresando presiones políticas, esto conduce a diversas situaciones a través de las cuales los grupos medios adquieren responsabilidades políticas y establecen alianzas con los grupos tradicionales.

La influencia ideológica y cultural europea y el éxito evidente del modelo contribuyen a fortalecer la ideología liberal y la integración al mundo librecambista de predominio británico. La enorme masa de inmigrantes así como los problemas regionales plantean como tarea del Estado la integración nacional y el establecimiento de una legalidad liberal interna. Esto da origen a la adopción sistemática del esquema liberal, al estímulo a la inmigración para poblar los espacios vacíos y a una política educacional orientada a estructurar la nacionalidad. Se puede decir que el estado cumple un papel relativamente restringido en su acción económica aunque hay cierta política proteccionista que favorece el desarrollo de algunas actividades productivas nacionales que es también una fuente de recaudación aduanera, principal base de los recursos estatales.

La fase de industrialización inducida por la capacidad de diversificación de la actividad exportadora

En la fase agrario-exportadora la diversificación se expresó en una ampliación incesante del mercado interno y en un gran crecimiento poblacional con niveles de ingreso relativamente elevados. Esto creó las condiciones para un desarrollo manufacturero inducido por el propio dinamismo exportador.

El gran conglomerado de inmigrantes de diferentes idiomas y el desarrollo cultural y educativo que impulsaba el proyecto oligárquico hicieron crecer las actividades de imprenta e industria editorial. La actividad de construcción se expandió con el gran crecimiento urbano. El desarrollo agropecuario impulsó actividades industriales relacionadas con dicha actividad.

El crecimiento industrial acompaña al crecimiento primario-exportador, solo de esta manera se explica la relativa complejidad que alcanza la estructura económica y social del país en las dos primeras décadas de este siglo, lapso donde representa la incorporación de los grupos medios y de ciertos sectores obreros a las luchas políticas. Por la desaceleración del dinamismo exportador, el proceso de acumulación va encontrando un nuevo eje en la actividad industrial. Se amplía la presencia en las luchas políticas de los grupos medios y de ciertos grupos organizados, luchas que estaban influenciadas por las ideologías de los inmigrantes; esto contribuyó a redefinir la dominación del bloque oligárquico en el poder y a consolidar la base social del gobierno radical (Yrigoyen en 1916). Las funciones de legitimación del estado y la política económica se modifican.

La crisis de 1930 disminuye el excedente del sector exportador, lo cual hizo inviable mantener la política económica que se tenía. La salida a esa crisis fue un golpe militar del tipo oligárquico que intentará restaurar la hegemonía para el sector agrario-exportador, sin embargo la aguda situación de crisis lo impide. Se adquiere una política económica claramente articulada en la defensa de los intereses de la oligarquía agrario-exportadora, Pinedo y Prebisch influyeron decisivamente en la formulación y implementación de dicha política.

A medida que la economía argentina se fue recuperando, la política económica se fue liberalizando. La proscripción política del radicalismo durante la “Década Infame” posibilitaba postergar las funciones de legitimación que los sectores medios y obreros organizados habían logrado imprimir al Estado. La burguesía no estaba obligada a compartir su excedente, el control político del Estado que ejerce la burguesía agro-exportadora gracias al golpe militar se orientó básicamente al control de los excedentes ya que la aguda recesión de la economía mundial impedía la expansión de la actividad exportadora. A pesar del intento de restauración oligárquica, el sector industrial pudo seguir creciendo ganado así el espacio en el bloque del poder y en la gestión de la economía.

El sector agro-exportador siguió siendo el principal generador de excedentes y no perdió su hegemonía política, aunque en ciertos momentos debió compartirla. La continuación del desarrollo industrial diversifica aún más la estructura económica y social del país y agudiza las luchas por el control del excedente y por dominar el proceso de acumulación. El importante desarrollo industrial de la época genera una emergente burguesía industrial interesada principalmente en la ampliación del mercado interno. Ello contribuye a que este sector se haga permeable a las ideas de un cierto proteccionismo.

El interregno del primer gobierno peronista

(1946-1955)

La década de los ’40 muestra la irrupción de la clase obrera en el panorama político del país, se define un proyecto político a través del peronismo que enfrenta al sector oligárquico. El primer gobierno peronista (1946-1955) mediante los cambios múltiples, la tributación y la expansión de las empresas públicas controla gran parte del excedente del sector agro-exportador y canaliza el proceso de acumulación hacia la industrialización y la expansión del mercado interno.

El cambio en el accionar del Estado hacia la industrialización significa la articulación de un proyecto político y de una estrategia económica de ruptura respecto del proyecto oligárquico. Se pasa de una industrialización espontánea a una deliberada.

La posibilidad de poner en marcha este proyecto dependía de la capacidad del Estado de captar los excedentes del sector agro-exportador y redistribuirlos. Para garantizar esto se creó un organismo estatal que tenía como funciones centralizar absolutamente todas las operaciones de exportación e importación, este organismo se denominó Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI).

Respecto de las exportaciones este organismo adquiría todos los productos y luego los colocaba en el exterior; esto significaba la prohibición a cualquier empresa que no sea el IAPI de vender bienes directamente en el exterior.

Respecto de las importaciones los importadores presentaban listas con sus necesidades de compras en el exterior y el IAPI de acuerdo a las prioridades que se establecían en la política económica general y en los planes quinquenales, se encargaba de realizar las adquisiciones respectivas y canalizarlas luego a las empresas importadoras.

Es a través de los cambios múltiples que efectivamente se lograba la transferencia de los excedentes a los sectores industriales emergentes. Se intentaba promover la exportación de bienes industriales. Se garantizaba mayores ganancias a los sectores industriales y se aprovechaba la alta competitividad de la actividad agropecuaria de exportación.

En esta experiencia se puede apreciar cómo las medidas de control de cambio necesariamente conducen a medidas de control de comercio exterior o viceversa. Este sistema operó durante todo el gobierno peronista hasta el ’55 y constituyó un instrumento eficaz para los propósitos que se buscaron. El desarrollo industrial fue altamente estimulado, las importaciones no prioritarias prácticamente desaparecieron, la disminución de las inversiones del sector agrario exportador se compensaron con la política de estímulo a la producción agraria no tradicional y la redistribución de ingresos provocó una ampliación del mercado interno que permitió dinamizar el desarrollo industrial y por consiguiente hacer operar el proyecto político que estaba en su base.

En función de grandes presiones sectoriales se dio una situación en que el sistema que había operado en forma relativamente eficiente en sus primeros años, se fuera tornando cada vez más engorroso, complejo y con dificultades crecientes de administrarlo.

Durante este período Argentina no era miembro del FMI entonces no encontraba traba alguna para su heterodoxia en materia comercial y cambiaria.

En la década del ’50 el peronismo se enfrenta a una hostilidad creciente del capital internacional. A su vez, los obreros ya organizados sindicalmente logran aumentar sus ingresos reales y alcanzan una mayor participación, ello significó extraer excedentes del sector agropecuario, deprimir la tasa de ganancia de la burguesía industrial y su alianza comienza a resquebrajarse. Los sectores medios se sienten amenazados por el ascenso de la clase obrera y se movilizan contra el proyecto peronista.

El golpe militar de 1955 no solo buscaba desalojar del gobierno al peronismo sino que intentó modificar radicalmente el carácter del Estado y la orientación de la política económica. Elimina el IAPI, se deroga el funcionamiento de los tipos de cambios múltiples y Argentina se incorpora como miembro del FMI. De allí en más, el Estado argentino nunca controló directamente el comercio exterior.

La inserción dependiente de Argentina en el ámbito

de la expansión capitalista de posguerra

En muchos otros países latinoamericanos también se producen importantes cambios políticos. Estos hechos políticos durante esa época expresan la nueva situación de hegemonía de EUA a nivel mundial y crean las precondiciones políticas para una nueva fase de penetración de los capitales norteamericanos en el sector manufacturero, lo cual redefine el carácter de la industrialización y las modalidades de las relaciones internacionales de América Latina con EUA y otros países desarrollados.

El golpe militar del ’55 sumó a los sectores desplazados del poder por el peronismo. EUA busca crear las condiciones políticas en el país para insertarlo e la nueva división internacional del trabajo. Rápidamente es desplazado el sector nacionalista a mano de sectores más modernos y ya vinculados con los intereses de EUA. En ese marco se produce el llamado a elecciones de 1958 y la proscripción del peronismo, las alternativas políticas que se plantean son compatibles con la apertura de la economía a la inversión de capitales extranjeros. Esta inversión es el vehículo de una nueva fase de industrialización. La inversión extranjera se radica en el sector manufacturero y encuentra su dinamismo en la producción de bienes duraderos de consumo y en la diversificación de la demanda interna.

Desde fines de los ’50 y durante toda la década de los ’60, la ideología liberal y el desarrollismo sirven de marco para la inserción dependiente del país en la dase de internacionalización del capital bajo la hegemonía norteamericana. La incorporación de este modelo encuentra un país con ventajas y desventajas para la penetración de las transnacionales. Las ventajas son un mercado amplio con demanda diversificada, ciertas economías externas, recursos naturales disponibles, mano de obra clasificada, sector exportador generador de excedentes y un sector público capaz de proveer energía, infraestructura e insumos. Pero el país muestra una estructura social compleja.

En contraste con otros países, el proceso argentino tuvo que convivir con una permanente inestabilidad política que se expresó en la sucesión de gobiernos civiles y militares; con políticas estabilizadoras al estilo del FMI; con presiones inflacionarias crónicas, etc. Esta modalidad de acumulación se caracterizó por un modelo concentrador y excluyente o proceso de desnacionalización.

Los diferentes gobiernos militares y el frondizismo, no modificaron el sentido del proceso económico ni las características centrales de la reproducción de capital.

Los Radicales del Pueblo intentaron cambiar este proceso pero equivocaron el camino. No podían articular un proyecto económico que detuviera el avance de los sectores medios que eran quienes los apoyaban. El país se “modernizaba” sobre bases dependientes y el dinamismo de las empresas extranjeras dejaba de lado a las nacionales. Esta modernización transformaba la economía y la estructura social del país e introducía una mayor complejidad. Es por eso que Illia fue incapaz de cambiar el proceso y de definir un nuevo proyecto económico. Además no pudo ni quiso estableces una alianza con los obreros nucleados en el peronismo para hacer frente al bloque en el poder. Su debilidad se hizo evidente y no tardó en ser desplazado por un nuevo golpe.

El proceso de acumulación entre 1958 y 1973 presenta similitudes con los procesos de México y Brasil, solo que sus límites se presentaron más rápido. En el ámbito político no se alcanza la congruencia entre un esquema de dominación política y las necesidades de la acumulación y por lo tanto el proceso de presentó siempre como altamente conflictivo. En el ámbito económico comienzan a manifestarse síntomas de crisis y desaceleración del proceso de acumulación. El carácter concentrador y excluyente conducía a que se manifestaran limitaciones. El límite del sector externo no pudo superarse por la capacidad que siempre mostró el sector agrario exportador. y porque además el sector industrial no logró alcanzar el éxito brasileño en materia de exportación. Tampoco argentina contó con gran expansión de los excedentes petroleros. Asimismo, el Estado en la Argentina no pudo modernizarse ni pudo ejercer un control social eficaz como en el caso de Brasil y México.

Como el patrón de industrialización se apoyaba en la diversificación de consumo de los sectores medio y alto su dinamismo requería la distribución regresiva del ingreso de los sectores populares y obreros a los antes mencionados. Como el sector popular y su clase obrera organizada mostraron bastante eficacia en la defensa de sus ingresos reales, no se pudo avanzar suficiente, por este problema se anticipó el agotamiento del patrón de industrialización. Además el carácter excluyente sobre bases transnacionales provocaba que grupos de sectores medios se unieran paulatinamente a la lucha.

El modelo que empieza a instaurarse después de 1955 va presentando claros síntomas de crisis, se expresa tanto política como económicamente y un resultado de esa crisis se expresa en la nueva fuerza que va adquiriendo el peronismo y en el deterioro político de los sectores que comandaban el modelo económico.

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